Gerardo Diego Cendaya, poeta cántabro y destacado miembro de la Generación del 27 tuvo una hermana sorda: Emilia. A ella, muerta joven, Gerardo le dedicó uno de sus poemas predilectos que termina así:
"¿Acaso ya sabías, dulce hermana,
dulce doncella sordomuda,
que Dios que te selló boca y oídos
para embriagarte de su música,
desataría un día mi trabada
lengua discípula y adulta?
¿Sabías que yo iba a ser poeta?
¿No eres tú, Emilia, quién me apunta?"
1 comentario:
Una maravilla.
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