La verdad es que es difícil resumir nuestras experiencias en la Fundación el pasado verano para un artículo de blog. Pero sí podemos decir que fue una experiencia muy positiva y gratificante, aconsejaríamos a todos ir a la FVF porque te ofrece la oportunidad de ver y contactar con los niños sordos de forma directa, conocer el buen funcionamiento de la Fundación y también te hace sentir bien contigo misma, te enriquece por dentro y te hace crecer como persona.
Nosotras, desde luego, no dudaríamos en repetir porque aporta algo muy difícil de expresar hasta que no lo vives.
Para empezar, contaros que hace 40 años el místico Vicente Ferrer y su esposa, Anna, decidieron comprometerse con la región de Anantapur y fundaron la Rural Development Trust (RDT) cuyo objetivo principal era mejorar las condiciones de vida de los grupos más desfavorecidos de la región como los pobres, campesinos, dálits (intocables), mujeres, discapacitados, etc. pero años más tarde, en 1996, se abrió la Fundación Vicente Ferrer en España para asegurar la continuidad económica del proyecto y sensibilizar a la población española sobre los graves problemas que hay allí. Lo extraordinario es que esta entidad en Anantapur cuenta con una cooperante sorda signante de Cantabria llamada Sara Crespo que lleva allí unos 3 años y trabaja como profesora. En su departamento también trabajan dos intérpretes indios de lengua de signos excepcionales que se llaman: Bagyaraj y Yugandhar.
Antes de empezar a contar nuestras experiencias, deciros que ella actualmente tiene un blog donde informa sobre los sordos de la FVF y cuya dirección es: http://www.comenceenanantapur.blogspot.com/
Llegamos a la Fundación el primer día del pasado mes de julio donde Sara nos recibió con una tiernísima acogida. La verdad es que los primeros días en India fueron un shock para nosotras porque todo resultó muy diferente a Europa: clima, alimentos, horarios, costumbres, actitudes, etc. suerte que la ONG está bastante “españolizada” ya que la mayoría habla castellano (aunque creemos que el 95% de los trabajadores de la fundación son de Anantapur), duermen en camas de 4 patas, cuentan con duchas (con agua fría, claro), toman cafés, comen croquetas, gazpacho y tortilla de patatas… ¡¡e incluso algunos signan en LSE!!. Gracias a la Fundación pudimos adaptarnos la cultura india con tiempo y después viajamos por todo el norte de India sin ningún problema.
Durante nuestra estancia en Anantapur (unos 10 días) Sara nos acompañó, junto con otros padrinos (que se habían desplazado a India para conocer a sus niños apadrinados y a sus respectivas familias y permanecer unos días con ellos) a visitar diferentes proyectos llevados a cabo por la Fundación, en diferentes lugares del distrito de Anantapur como Bathalapalli, Kuderu, Bukkaraya-Samudran y Kanekal. Nos quedamos de piedra cuando vimos enormes hospitales, escuelas, clínicas, centros, talleres, institutos, oficinas, etc. ¡e incluso hay cuatro colegios específicos para sordos!.
Lo que más ansiábamos hacer en la Fundación era, sin duda, estar con los niños sordos. Queremos agraceder profundamente a Sara y a la Fundación la posibilidad que nos ofrecieron de organizar juegos y actividades lúdicas en los colegios. Ellos, que tienen de 4 a 12 años aprox.; realmente son alegres, cariñosos, generosos, solidarios, autosuficientes, fuertes, valientes. Para nosotras ellos fueron los auténticos protagonistas y nuestros maestros.
Lo increíble es que ellos nos entendían perfectamente cuando intentábamos usar la comunicación no verbal con la ayuda de algunos signos de lengua de signos telugu para explicar las pautas de los juegos. Y además ellos, tan comunicativos, sin importarles las diferentes edades, lenguas y culturas; nos perseguían preguntándonos ansiosamente qué íbamos a hacer, de dónde veníamos, quiénes eran nuestros padres, si estábamos casadas, en qué trabajaban nuestras parejas, etc. (las típicas preguntas que te hacen cuando llegas a India)… y después nos explican quiénes son ellos y quieren acompañarnos a conocer sus aulas. Todo realmente sorprendente.
Sara nos contó que la Fundación actualmente necesita más recursos humanos con conocimientos básicos de la lengua de signos para poder trabajar para el departamento de atención a las personas sordas pero no piden metodologías específicas, ni una carrera especializada, como nosotras habíamos pensado, sino sólo tener muy claro dónde vas y qué quieres hacer y sobre todo entrega, ilusión, paciencia, mucho amor y cariño. Esas palabras son los pilares sobre los que se edifican estos proyectos.
Por último, tuvimos la oportunidad de conocer a Anna Ferrer que nos invitó a tomar un nimbu pani (refrescante bebida de limón) con la compañía de Sara en su casa. Ella estaba con Vishala, esposa de su hijo Moncho, una bellísima india con sus hijas. Nos resultó muy emocionante dialogar con Anna ya que ella conoció a Vicente cuando tenía 22 años y él 49 en India. Desde entonces nunca se separaron. Por ella Vicente abandonó la orden (él antes era jesuita). Ambos se casaron, tuvieron tres hijos y trabajaron juntos duramente durante 40 años para erradicar la pobreza y miseria. Eso nos impactó.
Anna es una mujer curiosa, impulsiva, muy abierta, emprendedora y, sobre todo, tiene una mentalidad muy abierta ya que nos hizo muchas preguntas sobre nuestras opiniones de los niños sordos en los colegios de Anantapur y también sobre la comunidad sorda y lengua de signos.
Para conocer mejor a Anna y su fundación podéis ver un breve reportaje subtitulado en castellano protagonizado por ella a raíz de la publicación de su libro “Un pacto de amor”: www.youtube.com/watch?v=nsoOikyATM8&feature=player_embedded
Para más información de la fundación clickea la siguiente web: http://www.fundacionvicenteferrer.org/
Hace ya cinco meses volvimos a España y todavía hay días que nos despertamos pensando en los niños sordos de Anantapur y la FVF… ¿qué estarán haciendo? ¿seguirán todos ilusionados y motivados para luchar contra la pobreza? cada vez que echamos la vista atrás, algo palpita en nuestros corazones.
Fanny García, Imma Codorniu y Noelia Hernández
Durante nuestra estancia en Anantapur (unos 10 días) Sara nos acompañó, junto con otros padrinos (que se habían desplazado a India para conocer a sus niños apadrinados y a sus respectivas familias y permanecer unos días con ellos) a visitar diferentes proyectos llevados a cabo por la Fundación, en diferentes lugares del distrito de Anantapur como Bathalapalli, Kuderu, Bukkaraya-Samudran y Kanekal. Nos quedamos de piedra cuando vimos enormes hospitales, escuelas, clínicas, centros, talleres, institutos, oficinas, etc. ¡e incluso hay cuatro colegios específicos para sordos!.
Lo que más ansiábamos hacer en la Fundación era, sin duda, estar con los niños sordos. Queremos agraceder profundamente a Sara y a la Fundación la posibilidad que nos ofrecieron de organizar juegos y actividades lúdicas en los colegios. Ellos, que tienen de 4 a 12 años aprox.; realmente son alegres, cariñosos, generosos, solidarios, autosuficientes, fuertes, valientes. Para nosotras ellos fueron los auténticos protagonistas y nuestros maestros.
Lo increíble es que ellos nos entendían perfectamente cuando intentábamos usar la comunicación no verbal con la ayuda de algunos signos de lengua de signos telugu para explicar las pautas de los juegos. Y además ellos, tan comunicativos, sin importarles las diferentes edades, lenguas y culturas; nos perseguían preguntándonos ansiosamente qué íbamos a hacer, de dónde veníamos, quiénes eran nuestros padres, si estábamos casadas, en qué trabajaban nuestras parejas, etc. (las típicas preguntas que te hacen cuando llegas a India)… y después nos explican quiénes son ellos y quieren acompañarnos a conocer sus aulas. Todo realmente sorprendente.
Sara nos contó que la Fundación actualmente necesita más recursos humanos con conocimientos básicos de la lengua de signos para poder trabajar para el departamento de atención a las personas sordas pero no piden metodologías específicas, ni una carrera especializada, como nosotras habíamos pensado, sino sólo tener muy claro dónde vas y qué quieres hacer y sobre todo entrega, ilusión, paciencia, mucho amor y cariño. Esas palabras son los pilares sobre los que se edifican estos proyectos.
Por último, tuvimos la oportunidad de conocer a Anna Ferrer que nos invitó a tomar un nimbu pani (refrescante bebida de limón) con la compañía de Sara en su casa. Ella estaba con Vishala, esposa de su hijo Moncho, una bellísima india con sus hijas. Nos resultó muy emocionante dialogar con Anna ya que ella conoció a Vicente cuando tenía 22 años y él 49 en India. Desde entonces nunca se separaron. Por ella Vicente abandonó la orden (él antes era jesuita). Ambos se casaron, tuvieron tres hijos y trabajaron juntos duramente durante 40 años para erradicar la pobreza y miseria. Eso nos impactó.
Anna es una mujer curiosa, impulsiva, muy abierta, emprendedora y, sobre todo, tiene una mentalidad muy abierta ya que nos hizo muchas preguntas sobre nuestras opiniones de los niños sordos en los colegios de Anantapur y también sobre la comunidad sorda y lengua de signos.
Para conocer mejor a Anna y su fundación podéis ver un breve reportaje subtitulado en castellano protagonizado por ella a raíz de la publicación de su libro “Un pacto de amor”: www.youtube.com/watch?v=nsoOikyATM8&feature=player_embedded
Para más información de la fundación clickea la siguiente web: http://www.fundacionvicenteferrer.org/
Hace ya cinco meses volvimos a España y todavía hay días que nos despertamos pensando en los niños sordos de Anantapur y la FVF… ¿qué estarán haciendo? ¿seguirán todos ilusionados y motivados para luchar contra la pobreza? cada vez que echamos la vista atrás, algo palpita en nuestros corazones.
Fanny García, Imma Codorniu y Noelia Hernández
1 comentario:
FELIZ AÑO NUEVO 2010. MI PARTE ROBERTO CESAR
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